Sueiro para el inmigrante

Mi abuela visitó España en 1969. En ese entonces, era una hippie jovencita recién casada que viajaba a Europa con motivo de su luna de miel. Cuenta que, en un pueblo de Alicante, mientras dormían en la tienda de una playa, les despertaron unos hombres que les apuntaban con bayonetas: eran agentes de la Guardia Civil de Franco. Mis abuelos no fueron arrestados pero los demás compañeros de nacionalidad española no pudieron evitar ser detenidos. ¿El motivo? Las tendencias marcadas por una espiritualidad alternativa y demás conductas del movimiento hippie estaban prohibidas por el régimen. En La carpa, Sueiro nos narra una historia más cercana al estilo de vida contrario a lo que dictaba el régimen a través de un grupo de teatro itinerante, y deja en evidencia la dura realidad de los marginados que deseaban seguir sus convicciones o, por lo menos, escapar de un estilo de vida impuesto.

En ese momento mis abuelos lograron escapar de ese destino impuesto, si es que así se le puede llamar. Solo después de muchos años mi abuela volvió a España y se quedó perpleja al ver Madrid otra vez: todo se veía diferente, ni siquiera el Paseo del Prado era el mismo.

La escritura de Daniel Sueiro muestra el contraste entre espacios urbanos y espacios rurales.  Dentro de estos espacios nos encontramos con unas “vidas poca heroicas”, vidas de personas marginadas que intentan sobrevivir en un mundo que les ahoga.

La época franquista favoreció a la gente adinerada y conservadora pero para los demás fue una época de miseria, pobreza y frustración que se quedó en la memoria colectiva y en los hábitos sociales que hasta hoy perduran. Creo que cualquier persona, española o no, puede identificarse con el viaje a ninguna parte que hace el protagonista de Solo de moto y la frustración que provoca la impotencia de no sentirse en control de su propia vida. Pero la dureza de la vida rural durante el franquismo es algo que se le puede escapar al extranjero, incluso al que estudia historia española. Esta falta de información está aumentado debido al desconocimiento de muchos jóvenes españoles de su propia historia, que luego influye negativamente en la transmisión de esa información a los inmigrantes. La Transición no solo fue una época de muchos cambios sociales y políticos, sino también el comienzo de una época en la que el pasado empezó a olvidarse.

La España que describe Sueiro está muy lejos de mi realidad como inmigrante y no genera la misma angustia que puede provocar en alguien cuyos padres, abuelos y bisabuelos fueron víctimas de esa realidad asfixiante, y sobre todo de la España rural. Sueiro es uno de los mejores testigos que tenemos para entender esa realidad. La lectura y el trabajo con los textos de Sueiro me ha servido para enriquecer mi conocimiento sobre la cultura moderna de España.

 

Por Abina Cohen

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