Educación y cultura en la sociedad de Sueiro

La cultura y la educación son un pilar básico en la sociedad. La educación es transmisora de ideologías, principios y valores. Por esta razón, los gobiernos saben que una de las maneras más efectivas de influir en la población es mediante el control del sistema cultural y educativo. Por ejemplo, los valores que se deciden exaltar en determinada época responden en gran medida a los intereses que posean los grupos a cargo. Uno de los ejemplos más representativos fue el periodo franquista en España, el cual fue retratado en diferentes etapas por Daniel Sueiro. A través de su literatura, Sueiro nos presenta un reflejo de la época y de la sociedad en la que le tocó vivir.

En las historias y personajes de Sueiro vemos muy bien representados los valores que se transmitían en ese entonces; de esta manera somos testigos de la gran importancia que tiene la Semana Santa, al grado de que durante esos días el único entretenimiento proviene de las procesiones, o vemos las actitudes misóginas de un pobre chaval que sexualiza a toda mujer que conoce puesto que no sabe otra forma de relacionarse con ellas. La raíz de todo esto proviene justamente de la educación y la cultura de la época, a la cual el autor señala sin decir nada al respecto explícitamente. Quizás a los lectores más jóvenes nos cueste un poco de trabajo entender estas situaciones o la actitud de los personajes de Sueiro, puesto que habla de una época con la que varios de nosotros no estamos muy familiarizados o tal vez pensamos que ya ha sido superada.

Conocer cómo era la educación y cultura durante el régimen franquista nos puede ayudar a entender algunos rasgos de esa sociedad. Sabemos que una de sus principales características fue la exaltación de los valores culturales fomentados por la Iglesia y los sectores conservadores. La escuela fue el medio idóneo para llevar a cabo el adoctrinamiento ideológico de las nuevas generaciones; esto significaba el control directo o indirecto de la Iglesia católica en la enseñanza formal, y de la educación no formal (actividades recreativas o de tiempo libre) por parte del Movimiento Nacional (con el Frente de Juventudes para los muchachos y la Sección Femenina para las muchachas). Es más, los sectores eclesiásticos criticaban y se oponían a esto último, por lo que, al margen de sus actividades oficiales, crearon también su propias organizaciones y clubes infantiles y juveniles (Acción Católica, scouts, etc.)1.

¿Qué implicaciones tuvo todo lo anterior? Entre otras, se han descrito las siguientes1,2:

Internados católicos

  • La religión católica era una materia obligatoria en todos los niveles y modalidades de enseñanza, incluida la universidad, promoviéndose en todos ellos, en especial en la enseñanza primaria, las actividades, símbolos y espacios religiosos.
  • Todos los ministros de Educación fueron miembros o personas afines a organizaciones tales como la Asociación Nacional Católica de Propagandistas en los primeros años y el Opus Dei más tarde.
  • Gracias a la ley de 1945 sobre educación primaria, la Iglesia adquirió aún más poder sobre este nivel educativo y, además, se reconoció el principio de libre elección de centro docente por las familias, que en realidad significó la reducción de dicha elección a las escuelas católicas o las de un sector público «recatolizado».
  • En la enseñanza media se favoreció la difusión de los colegios de órdenes y congregaciones religiosas al tiempo que, hasta mediados de los cincuenta, se reducía el número de centros docentes estatales y se elevaba el alumnado que asistía a colegios privados.
  • Cualquier niño, adolescente o joven que quisiera, y pudiera, participar en actividades recreativas o de tiempo libre solo tenía dos opciones: o el Movimiento o la Iglesia católica.
  • Se reforzó la desigualdad de género, la separación de roles y las diferencias curriculares con la educación diferenciada por géneros y el aprendizaje de materias «mujeriles», confinando la función de las mujeres al espacio doméstico y a desempeñar la misión de madre, y asignando comportamientos estereotipados a uno y otro género.

Sección-femenina1

El régimen franquista en general supuso un retroceso en la educación en comparación con los años previos a la Guerra Civil, al punto de que hasta 1951 se alcanzaron los niveles de escolarización de la preguerra. De hecho, la escolarización total de la población de 6 a 13/14 años, obligatoria legalmente desde 1964, no se alcanzaría hasta los últimos años de la década de 19701. Este retraso se explica por la inhibición estatal en el proceso de escolarización, el poco presupuesto estatal dedicado al Ministerio de Educación (3-7%, en el período 1940-1964)1 y la configuración de un sistema educativo pensado más para las clases alta y media-alta que para una población en buena parte marginada del mismo. Justamente esta población marginada es la que interesaba a Sueiro y la que vemos representada en varios de sus personajes, de origen rural, analfabetas, pobres y sin ninguna esperanza de poder salir de la precariedad y la ignorancia.

En el campo de la cultura, educación y asociaciones populares, el franquismo supuso —además de la entrega de este campo al Movimiento o la Iglesia católica— por un lado, la desaparición de toda la red de asociaciones de este tipo (ateneos, casas del pueblo, cooperativas, sindicatos, centros excursionistas, etc.) existentes antes de la Guerra Civil y, por otro, el uso por parte del partido único de la manipulación de masas (publicaciones, radio, cine, espectáculos, música popular o culta, deportes, toros y la televisión) mediante la censura, las prohibiciones y el uso propagandístico de dichos medios1,3. Todo esto con la finalidad de promover la desmovilización y el apoliticismo de la sociedad. A su vez, esta desmovilización de la sociedad coincidió con el mayor alcance de los medios socializadores de la Iglesia católica en el control de las costumbres y de la moral, y en el adoctrinamiento de la sociedad3.

FEN libro

En general, el franquismo reforzó y extendió por toda la sociedad los conceptos de jerarquía, obediencia, autoridad, jefatura, disciplina, orden, unidad, mando y consignas, entre otros similares, que tendría su reflejo en el predominio de un ambiente familiar patriarcal y, en el contexto educativo, en las relaciones profesor-alumno, la gestión de los colegios y la vida académica y escolar1.

Muchas de las prácticas anteriormente mencionadas nos pueden parecer inconcebibles y parte de un pasado lejano. Sin embargo, no hay que olvidar que en esas prácticas y en esa ideología se encuentran las raíces de nuestra educación actual, que sigue teniendo la misma importancia para la transmisión de valores. Es cierto que tenemos más libertad de elección en cuanto colegios, universidades, actividades de ocio y medios de comunicación, pero todo ello sigue respondiendo a los intereses derivados del sistema en el que vivimos. A pesar de que gozamos muchas más libertades, la educación y la cultura de cualquier país sigue siendo un reflejo del sistema económico y de gobierno bajo el que uno vive. Incluso, la total libertad de expresión es prácticamente inexistente. Pero eso ya será el tema de otra entrada.

Por: Bárbara Rojas

Referencias

  1. Viñao Frago, A. (2014). La educación en el franquismo (1936-1975). Educar em Revista, (51).
  2. González Pérez, T. (2009). Los programas escolares y la transmisión de roles en el franquismo: la educación para la maternidad. Bordón. Revista de pedagogía, 61(3), 93-106.
  3. Sevillano Calero, F. (1999). Cultura, propaganda y opinión en el primer franquismo. Ayer, (33), 147-166.

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